En el camino a Santiago, dentro
del horario de cada día, tenemos unos espacios bien cuidados de oración y
escucha de la Palabra. Empezamos cada mañana con el rezo de los laudes, a lo
largo de la jornada buscamos un hueco para la catequesis diaria, y no cerramos
el día sin el alimento de la Eucaristía. Antes de acostarnos hacemos examen de
conciencia y la oración de completas.
Que importante
acostumbrarnos a la oración, al trato con el Señor en el día a día. El camino
es una parábola de la vida. Caminar supone cansancio, desgaste y, a veces,
herirse. Aprendemos a que lo único que nos sostiene en estos momentos es el
consuelo del Señor en la oración. El Papa Francisco, recientemente ha dicho: “si se apaga la fe, se apaga la oración y nosotros caminamos en la
oscuridad y nos perdemos en el
camino de la vida”. Si no rezamos, si no buscamos al Señor, se
apaga la fe y el cariño por Él. Y sin Cristo nos perdemos en el camino de la
vida.
Desde
la organización de la Deleju se ha cuidado con detalle toda la liturgia y
momentos de oración. Hay un gran trabajo detrás para no quedarnos sin estos
momentos con el Señor. Para los peregrinos tenemos los libritos con los salmos,
cantos, catequesis, etc. y para las liturgias tenemos el libro de Celebraciones
eucarísticas y vigilias. Encontramos al Señor en el silencio, pero también en
su Palabra.
3:53
Comparte:
0 comentarios: