Paso a paso, hemos superado otra etapa en nuestro camino hacia el Ápostol: 18km en los que si mirabas más allá que tus pies podías contemplar la grandeza de la naturaleza que nos rodeaba. Un día más nos ha sorprendido el amanecer avanzando entre el paisaje lucense, en el silencio de la primera hora en oración. "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo". El peregrino camina buscando su tesoro porque allá donde esté su tesoro, estará su corazón: ¿dónde se encuentra el tuyo?
Las canciones y los bailes nos han ido subiendo por un camino lleno de cuestas: el cuándo llegamos se ha convertido hoy en un "pero, ¿ya hemos llegado?".
En Abadín el cielo sigue sonriendo: "Tu luz, Señor, nos hace ver la luz". Y así seguimos con el espíritu de la peregrinación, estrechando el espacio entre las esterillas dentro del polideportivo: el día de hoy es una prueba más de que en la Iglesia hay sitio para todos. Como una familia, continuamos uniéndonos en todo lo que está previsto y en aquello con lo que Dios quiere sorprendernos.
13:15
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