La espiritualidad del peregrino

1. No somos turistas de la fe, somos peregrinos de la fe, y eso significa tener siempre presente la meta a la cual tenemos que llegar, Cristo, de donde viene la Luz y la Fuerza para ir superándonos en el día a día.
El Camino de Santiago no es una ruta turística, no debemos consentir que se convierta en eso. La peregrinación a Santiago es espiritualmente religiosa, donde buscamos el reencuentro con Dios en Cristo.
¿Cuándo eres verdaderamente peregrino? Una persona que se pone en camino no es inmediatamente “peregrino”, lo es cuando sale y se incorpora personalmente y espiritualmente al camino; cuando se va dejando dominar, ganar, configurar cada vez más por el deseo de la meta. Ahora bien, si llevas contigo todas las comodidades, todas las relaciones, todas las dependencias del lugar de origen, como las de tu propia casa, entonces no eres verdaderamente peregrino.

2. El peregrino es el que sale en busca de una meta determinada. El hombre no nace en la plenitud de su ser. Por eso la llamada a la peregrinación le ayuda a salir hacia metas nuevas y mejores. Salir desde donde uno está para llegar a algo mejor… para llegar a ser mejor.
Siempre buscamos las mejores preguntas, las mejores soluciones, el mejor camino para llegar a ellas. Buscamos conseguir cosas, ser mejor, ser victorioso, ser sensato o ser útil. Queremos como meta el ser buenos trabajadores, el ser una buena madre o buen padre, llegar a ser un buen amigo, vecino, hermano o hermana. A caso no has pensado o preguntado “¿Cómo llegar a ser lo mejor que somos?

3. Podríamos decir que un peregrino es un soñador realista, porque hay muchos soñadores que se pierden en sus propias fantasías, pero que no se ponen nunca en camino de verdad. En cambio el peregrino por una parte es soñador: desea algo distinto de lo que es y de lo que tiene; pero, por otra parte, es un realista; busca, pregunta, hace lo posible para conseguir realmente lo que desea. Prepara su mochila, estudia los caminos y se pone en marcha, no se queda solo en deseos ineficaces.

4. Un peregrino es un hombre o una mujer que se arriesga. Se arriesga porque deja todo lo que tiene antes de conseguir lo que busca. Entre el dejar la comodidad de la propia casa y salir desde la puerta de su casa y llegar a la meta, hay un tiempo intermedio donde uno es constructor de su propio camino, es decir, peregrino. Tiene que comenzar dejando lo que tiene, antes de alcanzar lo que desea y esa situación de despojamiento, de pobreza, de inseguridad, de fuerza, de perseverancia, de tenacidad, es la condición propia del peregrino.

5. El peregrino tiene que ser fuerte y saber lo que es sufrir, aguantar, superar dificultades en sus carnes, con fuerza de su espíritu. El peregrino tiene que tener la fortaleza de mantenerse firme en la inseguridad del camino, gracias a la fuerza de la esperanza, gracias a la confianza de su deseo, se siente capaz de vencer los obstáculos y de llegar solo hasta la meta de sus deseos, porque es un realista, se enfrenta con las dificultades reales, que son la distancia, el sol, la lluvia, el frío y el calor (pensemos que en la Edad Media eran los ladrones, enfermedades, etc.)

6. El encuentro. Yo he hablado durante las etapas y en los albergues con muchos peregrinos y dicen que el Camino nos ayuda a encontrarnos con el Apóstol mucho antes de llegar a Santiago. Tenemos muchos ratos de soledad, donde el peregrino tiene que justificar ante sí mismo las asperezas de su peregrinación. Esto le ayuda a profundizar en la valoración de lo que busca y a centrarse más eficazmente en el Camino y pensando que el Sepulcro del Apóstol Santiago lo llevamos en nuestras mochilas etapa tras etapa, a lo largo del Camino también llevamos el evangelio, porque en definitiva ello es el rostro de Jesús, que se nos ha ido dibujando de una forma más atractiva, más verdadera, más influyente… todo esto es el espíritu del buen peregrino, que va leyendo cada día una página de la vida y las palabras de Jesús, como comentario de su peregrinación y como anticipo de se encuentro con el Apóstol en Compostela.

7. El peregrino a Santiago de Compostela, tiene delante de sus ojos una meta muy precisa: El abrazo del Apóstol Santiago. ¿Que tiene el Apóstol Santiago?. Santiago fue amigo de Jesús, convivió con Él, escuchó su palabra, anunció la fe, dio la vida en testimonio de su fe. Llegar al Sepulcro de Santiago y abrazar al Apóstol, es casi como abrazar a Jesús, es llegar a Jesús, escuchar su palabra, compartir la fe y el amor por el Maestro de aquellos primeros discípulos. Caminar hacia Compostela es como peregrinar hacia la iglesia de los orígenes, hacia lo más íntimo, lo más puro, lo más verdadero de la iglesia de Jesús, y a la vez entrar en comunión con la historia de la Europa cristiana.


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